De acuerdo con la mitología griega, los cíclopes eran miembros de una raza de gigantes que tenían un solo ojo en mitad de la frente, eran salvajes, caníbales y vivían fuera de la ley, no le temían a los hombres ni a los dioses.
Distintos autores han explicado las características de estos seres. Hesíodo menciona que la primera generación de cíclopes nació de la unión de Gea y Urano; tenían un tamaño considerable, eran constructores y artesanos que tenían una fuerza descomunal y mal carácter. Las personas los asociaban con el poder y la fuerza.
Debido a que Urano le temía a la fuerza de los cíclopes, los condenó a encierro en las mazmorras que se encontraban bajo el inframundo. Después de un tiempo, Cronos, que también era hijo de Gea y Urano, ayudó a escapar a los cíclopes y éstos lo ayudaron a derrocar a su padre; sin embargo, tiempo después volvieron a ser encerrados. Finalmente, Zeus les concedió la Libertad a cambio de brindar su ayuda para vencer a Cronos y demás titanes.
Por otro lado, en la Odisea, Ulises descubrió a la segunda generación de cíclopes, los cuales pertenecían a una tribu primitiva y se encontraban en una isla ajena, cuyo origen tuvo lugar cuando la sangre de Urano fue derramada sobre la tierra.